4 de setembro de 2007


Facultad de Psicología UBA
II Jornadas Nacionales“El quehacer clínico con niños y adolescentes”


Sábado 8 de septiembre de 2007


Homenaje a Rosine y Robert Lefort

15.30hs Mesa de Homenaje :
Maria do Rosário Collier do Rêgo Barros, psicoanalista Escuela Brasilera de Psicoanálisis, Rio de Janerio - Brasil, Silvia Tendlarz,psicoanalista, EOL y Osvaldo Delgado,psicoanalista EOL, profesor titular de Psicoanálisis Freud - UBA, coordina: Silvia Salman.



Lugar: sede Hipolito Yrigoyen 3242, ciudad de Buenos Aires Facultad de Psicología - UBA. Buenos Aires.

Comisión Científica: Mario Goldenberg y Silvia Salman.
Comisión organizadoraLiliana Cattenazi, Andrea Cucagna, Isabel Carraro, Marina Carreiro, Guillermo Grosso, Mariana Martínez Liss, Laura Díaz y Viviana Laponte.
Organizan:Secretaría de Extensión, Cultura y Bienestar Universitario de la Facultad de Psicología . UBA.


Práctica Profesional y de Investigación: "Clínica con Niños y Adolescentes: la formación del síntoma".

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Homenaje a Rosine y Robert Lefort

Judith Miller , Paris, 5 de septiembre de 2007.
Estoy muy contenta de saber que el 8 de septiembre mis colegas de Buenos Aires han previsto homenajear a Rosine y Robert Lefort.
Son, a mi parecer, analistas como pocos han habido en la historia del movimiento analítico, aquel que he vivido de cerca y también el más antiguo.
Sin duda, deben ponerse a la altura de los más grandes discípulos de Freud, que sostuvieron sus descubrimientos y continuaron las vías de su investigación.
Tuve la suerte de conocer a Robert y Rosine Lefort, y de trabajar mucho con ellos y por mucho tiempo.
Primero, con Eric Laurent y Jacques-Alain Miller, en el cartel fundador del Cereda (Centro de Estudios e Investigaciones sobre el niño en el Discurso Analítico) que luego de dos años de trabajo intenso dieron como resultado -Las estructuras de la psicosis-.
Lamento el error editorial que significó el espesor excesivo del volumen lo cual impidió su traducción.
Ésta obra hubiera merecido un mejor tratamiento, teniendo en cuenta lo díficil de tratar que era Rosine en su preocupación por cada detalle clínico escrito en sus notas, sesión tras sesión, que había tomado y conservado del trabajo realizado con Robert.
Lo que permanece es el trabajo de estos pioneros que ha permitido inscribir a los niños más rechazados como sujetos presos del lenguaje, a pesar de los adeptos de la discapacidad totalizante y del condicionamiento brutal.
De éste mismo cartel resultó el Cereda, y muy rápidamente la Red Cereda.
El impacto de Cereda fue destacable e imborrable: los testimonios de los colegas de Francia, de España y de Brasil, notablemente, lo muestran: no han olvidado que han sido introducidos por Rosine y Robert Lefort en la clínica elucidada que Lacan había vuelto posible.
La unidad del psicoanálisis afirmado por Lacan era por ellos proclamada en la formulación del principio mismo del Cereda: “El niño es un sujeto de pleno derecho”.
Éste principio fue machacado, al mismo tiempo en que Rosine y Robert no retrocedían ante los casos mas duros, según la invitación hecha por Lacan a los psicoanalistas, de no retroceder ante la psicosis.
Robert y Rosine Lefort no han dudado jamás en seguir a Lacan, y no han dejado de ser trabajadores decididos de la vida de su Escuela, de la cual han siempre se han preocupado, aunque ya no eran organizadores: en 1992, el cartel fundador del Cereda se vio obligado a crear la Nueva Red Cereda, para salvaguardar la clínica y las investigaciones psicoanalíticas, que definieran sus finalidades. Hemos tenido, con Rosine y Robert, dos Jornadas Nacionales por año del Cereda en Francia, durante aproximadamente diez años donde cientos de practicantes han descubierto la enseñanza de Lacan y la invención freudiana: todo estaba por hacerse. Luego estas jornadas se volvieron anuales y muchos colegas del Campo Freudiano se asociaron allí, que en muchos casos se volvieron miembros de la ECF.
En España, en Italia, en Brasil, en Argentina y en otros países de Europa y de América latina, el NRC se extendió sobre los mismos principios y en la misma orientación.
Con « Maryse devient una petite fille », la validez de éstos principios y de ésta orientación estaban puestos a prueba de la neurosis, luego “La distinción del autismo” vino a pulir la clínica con los autistas, a la cual el Cereda le consagró una jornada memorable de la cual retomamos el hilo y los debates hoy en día.
En efecto, cuando los métodos reeducadores son sordos en relación al ser de cada autista ( ver el libro de Jacqueline Berger “ Salir del autismo”, que apareció ese año en Buchet y Chastel) y que un cientificismo insolente, desconociendo todo, hace creer que se reduce a tal o cual gen o a un déficit de competencia cognitiva, corresponde a los clínicos hacer saber lo que el psicoanálisis enseña a propósito de éste ser.
Es por esto que nos resulta urgente elucidar la obra de Rosine y Robert Lefort.
Nos atendremos a esto el 15 de septiembre en la Jornada del Campo Freudiano, la Nueva Red Cereda y la Escuela de la Causa Freudiana preparan y a la que da lugar, al homenaje del 8 de septiembre en Buenos Aires se unirá y dará continuación.
He aquí una de las dimensiones de reconquista del Campo Freudiano que Jacques Lacan esperaba de su Escuela y del Campo Freudiano.
Esta tarea, que he tenido el honor y el consuelo de realizar, es para mí un duelo, que puede ser compartido, establecer dos conferencias inéditas de Robert y Rosine Lefort, “los inseparables” hasta el ultimo día, publicadas en La Cause Freudienne nº66 y en La Petit Jiraf nº 25.


Traducción: Julia Goldenberg.


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Je suis heureuse de savoir que le 8 septembre mes collègues de Buenos Aires ont prévu de rendre hommage à Rosine et Robert Lefort.
Ils sont à mes yeux des analystes comme il y en eut peu dans l’histoire du mouvement analytique, celle que j’ai vécue d’un peu près et celle plus ancienne. Sans doute sont-ils à mettre au même rang que plus grandes figures des disciples de Freud, qui soutinrent la difficulté de ses découvertes et empruntèrent les voies de sa recherche.
J’ai eu la chance de connaître Robert et Rosine Lefort, et de travailler avec eux longtemps et beaucoup.
D’abord, avec Eric Laurent et Jacques-Alain Miller, dans le cartel fondateur du Cereda (Centre d’Etudes et de Recherche sur l’Enfant dans le Discours Analytique) dont après deux ans de travail assidu ont résulté Les structures de la psychose.
Je ne me consolerai jamais de l’erreur éditoriale que fut l’épaisseur excessive de ce volume qui en empêcha la traduction. Cet ouvrage méritait un meilleur traitement, même si j’ai vu combien Rosine était intraitable dans son souci de chaque détail clinique couché dans les notes, séances après séances, qu’elle avait prises et conservées du travail mené avec Robert.
Il n’en reste pas moins que ce le travail de pionniers a permis d’inscrire les enfants les plus rejetés comme sujets en proie au langage, quoiqu’en aient les sectateurs du handicap fourre tout et du conditionnement brutal (au sens propre).
De ce même cartel résulta le Cereda , et très vite le Réseau Cereda.L’impact du Cereda fut remarquable et ineffaçable : les témoignages des collègues de France, d’Espagne et du Bésil , notamment, le montrent, : il n’ont pas oublié qu’ils ont été introduits par Rosine et Robert Lefort à la clinique éclairée que Lacan rendait possible. L’unité de la psychanalyse affirmée par Lacan était par eux proclamée dans la formulation du principe même du Cereda : « l’enfant est un sujet à part entière ».
Ce principe fut martelé, en même temps que Rosine et Robert ne reculaient pas devant les cas les plus lourds, selon l’invitation faite aux psychanalystes par Lacan de ne pas reculer devant la psychose.
Autant Robert et Rosine Lefort n’ont jamais hésité à poursuivre avec Lacan , autant ils n’ont jamais cessé d’être des travailleurs décidés de son École de la vie de laquelle ils ont toujours eu le souci, autant ils n’étaient pas des organisateurs : en 1992, il fallut au cartel fondateur du Cereda créer le Nouveau Réseau Cereda, pour sauvegarder la clinique et la recherche psychanalytiques, qui définissent ses finalités.Nous avons avec Rosine et Robert tenu deux Journées nationales par an du Cereda en France durant près de dix ans où des centaines de praticiens ont découvert l’enseignement de Lacan et l’invention freudienne : tout était à faire. Puis ces Journées sont devenue s annuelles, et bien des collègues du Champ freudien s’y sont associés, qui souvent devinrent membres de l’ECF quand ils ne m’étaient pas déjà.
En Espagne, en Italie, au Brésil, en Argentine, dans d’autres pays d’Europe et d’Amérique latine, le NRC s’est élargi sur les mêmes principes et dans la même orientation.
Avec Maryse devient une petite fille, la validité de ces principes et de cette orientation étaient mise à l’épreuve de la névrose, puis La distinction de l’autisme vint rehausser la clinique avec les autistes, à laquelle le Cereda consacra une journée mémorable dont il nous revient de reprendre le fil et les débats aujourd’hui.
En effet, quand les méthodes rééducatrices sont sourdes à l’être de chaque autiste (voir le beau livre de Jacqueline Berger Sortir de l’autisme, paru cette année chez Buchet et Chastel) et qu’un scientisme éhonté en méconnaissent tout, pour faire croire qu’il se réduit à tel ou tel gêne ou à un déficit de compétence cognitive, il est du devoir des cliniciens de faire savoir ce que la psychanalyse apprend sur et de cet être.
C’est en quoi il est urgent pour nous de nous éclairer de l’œuvre de Rosine et Robert Lefort.
C’est à quoi s’attachera le 15 septembre la Journée que le Champ freudien, le Nouveau Réseau Cereda et l’École de la Cause Freudienne préparent et à laquelle ils donneront suite, c’est à quoi, je pense, l’hommage du 8 septembre à Buenos s’attachera et donnera suite. C’est là une des dimensions de reconquête du champ freudien que Jacques Lacan attendait de son École et du Champ freudien.
Cette tache, j’ai eu l’honneur et la consolation, ce fut pour moi un travail de deuil, qui peut être partagé, d ‘établir deux conférences inédites de Robert et Rosine Lefort, « les inséparables » jusqu’au dernier jour, publiées dans La cause freudienne n° 66 et dans La petite girafe n°25.

Judith Miller



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Rosine y Robert Lefort


Rosine y Robert Lefort estuvieron en España en varias ocasiones. Las primeras Jornadas de Forum – Red Cereda, realizadas en Barcelona en 1986, marcaron un impulso crucial para el desarrollo del psicoanálisis lacaniano con niños en España. En 1990 volvieron a Barcelona, para las Cuartas Jornadas de Forum – Red Cereda, y continuaron una labor que orientó la clínica con el niño autista y psicótico para muchos analistas y practicantes.
El pasado 16 de Junio de 2007 se realizó en Barcelona un acto de Homenaje a Rosine y Robert Lefort, organizado conjuntamente por la Comunidad de Catalunya de la ELP y la Sección Clínica de Barcelona. Una primera mesa de trabajo reunió diversos testimonios de la presencia y de la huella que dejaron Rosine y Robert Lefort en Barcelona (Antoni Vicens, Enric Berenguer, Shula Eldar, Elizabeth Escayola). Una segunda mesa trató sobre la actualidad del psicoanálisis con niños marcada por su enseñanza (Carmen Grifoll, Jorge Sosa, Francesc Vilá, Anna Aromí, Miquel Bassols). Damos aquí una pincelada de ese Homenaje que fue también encuentro para muchos.

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“Los Lefort” es hoy, definitivamente, el nombre de un lugar de enunciación en el psicoanálisis, un nombre que indica el destino que compartieron desde muy pronto y hasta el final de sus vidas, tan llamativamente puntuado con sólo doce días de diferencia. “Como decían los Lefort”... ellos hicieron nacer, en efecto, al Otro del psicoanálisis con niños de una nueva manera. Insistieron, - uno y otro, erre que erre -, en que hablar de psicoanálisis de niños era situarse ya en una desviación considerable del movimiento psicoanalítico, una desviación que se inició en la época de Freud con la pendiente pedagogizante y ortopédica del Yo, y que siguió con el ideal de completud y de reparación del Otro. El niño, como un ser destinado a completar este ideal del Otro, había venido en realidad, una vez más, a encarnar los fantasmas más antiguos para el sujeto. Hablar de psicoanálisis de niños era entonces un modo de infantilizar al psicoanálisis y de negar al niño su verdadero lugar de sujeto del inconsciente y del goce. Cuando los Lefort publican “El nacimiento del Otro” (1980), prueban, por el contrario, que no hay diferencia entre el psicoanálisis de un niño y de un adulto, “que el niño es un analizante de pleno derecho; es de aquí que hemos partido: de la unidad del psicoanálisis” (entrevista en la revista L’Âne nº 16, Mayo – Junio 1984, p. 3). Partieron de esta unidad que volvía a situar al niño, y especialmente al niño psicótico, en la dialéctica del objeto y del Otro y supieron transmitir esta dimensión clínica a varias generaciones de analistas.
El niño deja de ser así el objeto víctima del discurso sobre la familia y se presenta como un sujeto que hace una elección, que puede hacer incluso la “elección de la psicosis” a partir de lo que le ofrecen los adultos en el campo del goce y del saber. Al revés de lo que algunas críticas al psicoanálisis le imputan hoy, la posición de los Lefort situó precisamente el lugar de responsabilidad en el niño como sujeto de la experiencia: “Lo que siempre ha sido la obsesión de los analistas de niños es tomar en terapia a los padres de estos niños. Hacerlo cuando vienen a pedir algo para su hijo, es decirles de entrada: ‘Si su hijo está en este estado es porque ustedes son así o asá’. Se los aplasta literalmente con esta responsabilidad psicogenética” (ibidem). Y la demostración de este nuevo lugar del niño se hizo clínica, con casos que han pasado a ser paradigmas en el psicoanálisis: el niño del lobo, el caso Nadia, el caso Marie-Françoise, el caso Maryse...
Y si bien lo hicieron a dúo, con este lugar de enunciación único, la singularidad de cada uno, de Rosine y de Robert, se hace escuchar en cada unos de sus desarrollos, en sus textos y en sus conferencias.
Diré por mi parte, de la manera más sintética posible, dos huellas que dejó en mí la singularidad de cada uno. Son dos formas del objeto, de ese objeto que no tiene forma, que Lacan escribió con su objeto a y que está en el lugar de causa de la experiencia analítica.
La primera es la mirada atenta de Rosine, una mirada que “escuchaba” en silencio, y una mirada también en la que uno podía escuchar todo un discurso. Es esa mirada que ella misma testimonia que fue crucial en su encuentro con Nadia y que estuvo en el origen del intenso trabajo que realizó con ella. Es la mirada que se cruza con el objeto oral mostrando “el estrecho vínculo entre los ojos y la boca”, como indica en su texto, y que puede dar nacimiento al lugar del Otro, tanto en la clínica como en la enseñanza del psicoanálisis.
La segunda es la voz, la voz de Robert inconfundible precisamente por la afonía que le aquejaba y que exigía una atención especial para escucharlo. Es también esa voz áfona que está presente en cada enunciación verdadera y que Lacan situó como una forma genuina del objeto a. Es sorprendente cómo de la falta de fonación podía surgir una voz de tal autoridad y de tal soporte. Tuve el honor de compartir varios años con Robert Lefort la condición de miembro del Consejo de la Escuela Europea de Psicoanálisis. Sin duda, mis colegas recordarán también ese lugar de autoridad y de sostén que hacía presente, también allí.
Dos formas, pues, del objeto que hacen existir al Otro y a la transferencia como condición del psicoanálisis. Dos formas fructíferas de enseñar lo que el psicoanálisis nos enseña.


Miquel Bassols ELP - AMP
Barcelona, Septiembre 2007

textos enviados para el "Homenaje a Rosine y Robert Lefort" en las II Jornadas Nacionales“El quehacer clínico con niños y adolescentes”, que se realizarán el sábado 8 de septiembre de 2007, en la Facultad de Psicología UBA. Buenos Aires.

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